La final de la Champions League. El partido que todo futbolista sueña con jugar, con permiso de una final de Mundial. Una delicatessen para todo aficionado al fútbol, que este año también podrá disfrutar de ella pese a que la pandemia del coronavirus la pusiera en peligro por momentos. Será una final distinta, sin las aficiones de PSG y Bayern Múnich llenando las gradas de un estadio Da Luz al que tampoco le correspondía albergar esta cita.
Se trata de una Champions histórica, que ha estrenado formato desde los cuartos de final debido a las circunstancias. No se espera que tenga vigencia, pero al menos nos ha dejado unas eliminatorias frenéticas cargadas de sorpresas y emociones. Al final del camino se encuentran Bayern y PSG, dos de los clubes más poderosos del mundo pero con remarcadas diferencias. La primera las Champions de cada uno: ninguna para los franceses y cinco para los alemanes. La otra está en los gastos de cada equipo.
En Lisboa se miden por la Champions dos equipos que representan los dos modelos actuales, en rasgos generales, que siguen los grandes del continente. Los nuevos ricos (PSG) contra los clásicos de Europa (Bayern).
La primera vez de los ricos
Es la primera vez que uno de los ricos llega a una final de Champions, pese a que el jeque de Catar lleva en París casi nueve años. Tampoco lo ha logrado el Manchester City que desde 2008 pertenece a un fondo inversor de Emiratos Árabes Unidos. PSG y City son los máximos exponentes de los nuevos ‘grandes’ y es la primera vez que uno de ellos se jugará en la final la posibilidad de estrenar su palmarés europeo con una ‘Orejona’.
Los números asustan y es que desde 2011, el PSG se ha gastado la friolera de 1.304,1 millones de euros. Y todo eso para, hasta ahora, no haber jugado una final de Champions. Lo más lejos que había llegado era a cuartos de final en cuatro ocasiones (12/13, 13/14, 14/15 y 15/16). Nunca pasó de octavos con Neymar Jr. y Kylian Mbappé -sus dos mayores apuestas-… hasta ahora. El formato y no haber tenido esas vacaciones previas (como españoles o ingleses) les ha venido ideal.
Los ‘clásicos’ nunca mueren
El Bayern representa el otro modelo, el de un equipo con historia y recorrido en Europa (cinco Champions), pero que se resiste a entrar en ese juego de millones de los jeques. Lo mismo ocurre, por ejemplo con el Real Madrid. Aunque en los últimos años se ha visto a otros equipos ‘clásicos’ unirse al gasto desmedido, como el Barcelona o los equipos de la Premier. En Baviera lo tienen claro, aunque el verano pasado se rompió el récord de gasto con 143,5 millones invertidos en fichajes (Lucas Hernández costó 80 ‘kilos’).
El Bayern se ha reconstruido tras ganar su última Champions en 2013 con Robben y Ribery como grandes referencias. De aquel equipo todavía se mantienen algunos como Neuer, Boateng, Alaba, Javi Martínez y Thomas Müller. La irrupción de nuevas estrellas de la casa, jugadores que llegan gratis, como Lewandowski y Goretzka o fichajes de bajo coste como Davies, Kimmich o Gnabry han ido dotando al equipo de competitividad hasta llegar a este punto.
Lo sorprendente es que el Bayern desde 2011 ha gastado una cantidad de dinero similar al PSG: 1.301,55 millones de euros. A la vista está que lo ha sabido rentabilizar mejor: una vez campeón de Champions (12/13), otra finalista (11/12) y cuatro veces semifinalista (13/14, 14/15, 15/16 y 17/18).
500 millones de diferencia en los onces
La mayor diferencia entre los dos equipos parece estar en sus onces titulares. El que el Bayern presentó contra el Barça en su ya histórico 2-8 no pasaba de los 100 millones de euros: Neuer (30), Kimmich (8,5), Boateng (13,5), Alaba (150.000 euros), Alphonso Davies (10), Goretzka (gratis), Thiago (25), Gnabry (8), Müller (cantera), Perisic (5 por cesión) y Lewandowski (gratis).
El equipo que presentó Tuchel contra el RB Leipzig en semis dista mucho por su precio: Rico (cesión), Kehrer (37), Kimpembe (cantera), Thiago Silva (42), Bernat (5), Ander Herrera (gratis), Marquinhos (31,4), Paredes (40), Di María (63), Mbappé (180) y Neymar (222). Un total de 620 ‘kilos’ desembolsados para hacer un equipo capaz de alcanzar la final de Champions. ¿Se impondrán por fin los petrodólares o seguirán reinando los clásicos?