La marca Red Bull está más que viva en el mundo del fútbol. Han pasado 15 años desde que Dietrich Mateschitz, dueño de la corporación, metiera la cabeza en este deporte y hoy en día es una de las potencias mundiales que miran con mayor optimismo hacia el futuro tanto en lo económico como en lo deportivo. Pero, ¿cómo ha conseguido la firma de la bebida energizante llegar hasta lo más alto?
La historia arranca en 2005 cuando Mateschitz, que era reacio a invertir en deportes ‘tradicionales’ (en cambio lo hizo en Fórmula 1, freestyle, acrobacias aéreas, breakdance…), descubrió de la mano de su amigo Franz Beckenbauer el potencial a nivel negocios que tenía el fútbol. Y no tardó en meter la cabeza sembrando el precedente que seguiría con sus compras posteriores.
Mateschitz, nacido en Austria y residente en Salzburgo, vio indicado empezar en su ciudad. Compró el Austria Salzburgo y sacudió su identidad para romper con su pasado: adiós al nombre, al escudo y a los colores tradicionales. Nacía el Red Bull Salzburgo. Aquello no gustó entre los hinchas más fieles y es que Mateschitz nunca entendió lo ligado que está el fútbol a su historia. El equipo, eso sí, ganaba la liga en solo dos años.
Los resultados siempre han acompañado al proyecto Red Bull, igual el desmantelamiento radical de la historia de cada club que ha ido comprando. Los ha ido haciendo suyos. Al RB Salzburgo le siguió el RB New York, en 2006, por el que pasarían estrellas como Thierry Henry o Tim Cahill. El MetroStars, icono de la MLS y club que compró la compañía, murió en ese momento.
La piedra angular de RB
El objetivo de Red Bull siempre fue establecer su pieda angular en la Bundesliga, la liga alemana. Costó, ya que la Federación germana rechazó el plan inicial de la compra de un club en Leipzig y los intentos por hacerse con el St. Pauli y el Dusseldorf fracasaron. Al final, se compró el SSV Markranstadt de quinta división con el único de fin de tener una licencia para operar en la liga. Se borró el pasado y se fundó el RB Leipzig en 2009.
A diferencia de sus hermanos, el RB Leipzig no lleva Red Bull en su nombre. La ‘trampa’ para esquivar las normas y mantener el ‘RB’ fue llamar al equipo RasenBallsport Leipzig, aunque la traducción no tiene demasiado sentido (‘el deporte de la pelota en césped’).
Llegada a Brasil
La nómina de equipos la completa el Red Bull Bragantino, de Brasil. Es la apuesta más ambiciosa de la marca ya que ha logrado establecer en la Serie A brasileña una base importante para captar talento en la ‘cuna’ del fútbol. Y es que, a diferencia del City Group, el otro gran conglomerado del fútbol y dueño del Manchester City, Red Bull nunca se ha basado en fichajes millonarios.
Una obsesión
Red Bull no se mueve por el dinero. Bueno, o sí. Pero no de la manera en la que lo hacen los ‘ricos’ (o jeques) de este deporte. Su modus operandi es el de la búsqueda de jóvenes talentos a través de una extensa red de academias por todo el mundo y su sistema de scouting para nutrir su base.
¿Les suenan nombres como Erling Haaland, Sadio Mané, Timo Werner, Nadio Keita, Joshua Kimmich o Takumi Minamino? Todos ellos forman parte de la apuesta de Red Bull por el talento joven. Futbolistas que han generado millones y millones en ingresos que han permitido que la marca siga apostando y gastando, como los 45 millones que se invirtieron en el RB Bragantino, que ascendió nada más ser comprado y se prometió una inversión de hasta 200 millones de dólares.
El último talento que ha hecho ruido del imperio Red Bull ha sido Dominik Szboszlai. Tras llamar la atención de toda Europa, el RB Slazburgo lo acaba de vender al RB Leipzig por 20 millones de euros, lo que le asegura al conglomerado un ingreso mayor de dinero cuando, llegado el momento, el joven húngaro salte a un grande del continente desde Alemania.
El desarrollo de talento es la principal obsesión del grupo Red Bull, que en 2017 ganaba la UEFA Youth League (la Champions juvenil) con el RB Salzburgo y ahora ha dado el salto a Brasil para explotar en el lugar del mundo que más talento hay por metro cuadrado en cuanto a fútbol.
Todo está medido al dedillo y para crear talento hay que sentar una base de trabajo. Red Bull ha creado su estilo y de él han nacido también grandes entrenadores que se hacen un hueco en Europa. Jules Nagelsmann, Thomas Tuchel o Marco Rose no son nombres cualquieras y nacen de ahí. Red Bull ha creado una identidad en todo el mundo desde su imperio, destruyendo la de otros y siendo pionero en el fútbol moderno.