Unai Emery pasó de ángel a demonio en 45 minutos. Si la clavó en su planteamiento inicial, valiente y de ir a buscar al Arsenal, metió la pata de forma soberana precipitando un cambio al descanso cuando el equipo no necesitaba apenas retoques.
Poner en duda la figura del entrenador del Villarreal sería una osadía, pero no siempre las decisiones tomadas son aciertos. Ni tan siquiera para un rey de la Europa League como el técnico vasco.
Ante una amenaza, más por nombre histórico que por rendimiento actual, como el Arsenal, Emery salió valiente, plateó un esquema para tener el balón en el medio campo y presencia en el área con Alcácer y Gerard Moreno, como desborde en las bandas como Chukwueze y Pedraza. Le salió bien el plan, menos en los minutos después del primer tanto, en el que los ‘gunners’ metieron mucho balón al área, aunque sin generar nada, el Submarino gozó de protagonismo con y sin balón, haciendo una presión eficaz y encontrando los espacios, a los que solo les faltó más clarividencia en los balones al área.
Casi impoluto fue el primer tiempo. Por eso, no se entendió el movimiento al descanso de Emery. Cuando algo funciona, no lo toques. O eso dicen. Quiso amarrar el técnico del Villarreal el partido y el centro del campo metiendo a Coquelin por Alcácer, y perdió la iniciativa total. Jugó más cómodo y menos presionado el Arsenal, encontró las bandas y empezó a mover a los groguets. Lo único que se debió tocar, si a caso, fue la posición del bloque defensivo, ya que esperando en tres cuartos el Arsenal acabó el primer tiempo con dos buenos balones al espacio. Pero nada más.
La entrada de Coquelin desprotegió, en lugar de proteger, que era lo que buscaba. También restó presencia arriba y en la presión tras pérdida sobre la defensa del Arsenal, que gozó de circulación tras robo y de posesiones de cierta duración. De hecho, se vio que el sistema no estaba resultando cómodo ni siquiera con la expulsión de Ceballos, que menos en los instantes inmediatos no restó la iniciativa del Arsenal, que se metió en el partido en un penalti inexistente, sí, pero que estaba fuera al descanso y listo para ser rematado.