Tenía una oportunidad de oro el Atlético en esta jornada, con Real Madrid y Barça habiendo jugado ya sus partidos el pasado mes de diciembre, y no la desaprovechó. Un descomunal partido de Luis Suárez, que se inventó de la nada dos goles, hizo que los de Simeone remontaran el choque ante el Eibar (1-2) y pusieran así tierra de por medio con sus rivales: los blancos están a siete puntos, los culés a diez… y el Atleti aún tiene un partido menos.
Comenzó con intensidad el choque, normal con armeros y colchoneros en el campo, y el que golpeó primero fue el equipo local. Un penalti algo absurdo cometido por Carraco iba a pasar a la historia porque la pena máxima se encargó de lanzarla… Dmitrovic. El serbio no falló, lanzando con fuerza y por bajo, y se convirtió en el primer portero que marca un gol de penalti desde el ya lejano año 2002.
Al Atlético le costó reaccionar. Mandaba en el campo, encerró por momentos al Eibar, pero sin apenas llegadas de peligro reales más allá de un disparo de Correa que se fue alto por muy poco.
Parecía que se iba a ir por delante el conjunto armero al descanso, pero un doble error de Sergio Álvarez le dio una ocasión al menos indicado, Luis Suárez. El jugador asturiano despejó mal un balón al borde del área y después no acertó a despejarlo. El delantero uruguayo no desaprovechó el regalo y enganchó un derechazo con poco ángulo que se coló pegado al palo de la meta de Dmitrovic.
Simeone no espero a que comenzara la segunda mitad para meter a Joao Félix en el campo, buscando en el luso la inspiración que no encontraba el Atlético. Sin embargo, las mejores llegadas eran del Eibar, con un remate de Kike García desde el área pequeña, otro de Pozo y finalmente una falta lejana de Bigas.
El Atlético estaba totalmente maniatado, incapaz de superar la intensa presión del Eibar en el centro del campo. Solo un robo de balón en el medio que dejó solo a Luis Suárez creo peligro, pero Arbilla le derribó con inteligencia y se ganó solo la amarilla. La falta, al borde del área, la lanzó muy alta Carrasco.
La jugada animó al Atlético, que acorraló a su rival. Un buen pase de Luis Suárez lo recogió Joao Félix en la mejor ocasión rojiblanca de la segunda parte, pero el chut ajustado del portugués lo desvió a córner Dmitrovic con una grandísima estirada.
Y cuando el partido agoniza, Luis Suárez se inventó un penalti de donde no había nada. Le ganó la carrera a Arbilla, el central lanzó una patada sin darle y el uruguayo, pillo, se fue al suelo. El árbitro señaló los once metros, el VAR no corrigió la decisión y Lucho lo transformó con clase: a lo Panenka para dar tres puntos e oro al Atlético de Madrid.